lunes, 1 de mayo de 2017

Full Throttle Remastered, sentimientos encontrados


Esta semana he decidido descargar y jugar Full Throttle Remastered, principálmente para poder hablar de él, ya que me parecería injusto criticar el juego sin ni siquiera probarlo.
Y digo lo de "criticar" porque, como me suele pasar con todas estas remasterizaciones de los juegos de mi infancia, en un principio me mostré bastante escéptico.


 Soy de los que piensan que hay algunos juegos que no necesitan tocarse, al menos de momento. Full Throttle, al igual que Day of the Tentacle, es un juego que incluso jugándolo a día de hoy se sigue viendo bastante bien. Para mí, en lo que a gráficos se refiere, aplicar una remasterización me resulta totálmente innecesario.

 Ojo, esto no quiere decir que no sepa valorar el trabajo que se ha llevado a cabo con el juego. Tanto en el apartado visual como en el sonoro ha mejorado notablemente. No se trata solo de una suavicación del pixelado original, sino que los gráficos han sido redibujados respetando totálmente la estética de la versión original para adaptarlo a la alta definición, de la misma forma que se hizo en su momento con Day of the Tentacle.


Los gráficos han sido redibujados respetando la estética original, tanto en
personajes como en escenarios

El problema es que me considero un fan del pixel, por lo que cuando este desaparece (y más en uno de mis juegos favoritos), no puedo más que mostrarme reacio.  Me sale solo y sé que no está bien y que carece de cierta lógica.

Pero si queremos ser justos, hay que admitir que se ha hecho un trabajo buenísimo con esta versión, que como digo, ha sido retocada entera respetando absolutamente todos los elementos del juego original. No vamos a echar en falta nada de lo que vimos en la primera versión, por no mencionar que se ha adaptado al formato panorámico para que podamos ver cada pantalla del juego en un tamaño considerablemente más grande.

Por supuesto y como ya he dicho, el juego ha sido remasterizado también en el apartado sonoro, lo cual incluso a mí me resultó agradable al jugarlo, puesto que hablamos de una diferencia notable en este aspecto también. Escuchar la canción de los Gone Jackals que suena en la intro en alta calidad es una maravilla y le da un punto mucho más épico al inicio del juego. También es de agradecer escuchar esos maravillosos doblajes como Dios manda (sobre todo el magistral papelón de Mark Hamill interpretando a Ripburger).

Por otra parte, y sigo con esto recalcando las bondades de esta nueva versión, se han añadido comentarios de los desarrolladores, que podremos activar para escucharlos y leerlos durante el juego, por supuesto subtitulados al español. Esto quizá no era del todo necesario, pero es un añadido más que desde mi punto de vista es de agradecer, sobre todo porque se trata de algo opcional.

Y como ya viene siendo costumbre en estos juegos tendremos la opción de alternar entre la version "remastered" o la original, por si preferimos los píxeles (como es mi caso), o simplemente tenemos curiosidad de ver los cambios que se han llevado a cabo en el apartado gráfico.
Ben sigue siendo igual de duro que en el juego original

Por lo tanto, pienso que es un grandísimo trabajo que, quizá, no era el momento de llevar a cabo aún. Comparando las dos versiones, e incluso apreciando los múltiples cambios y mejoras, sigo pensando que este título no había envejecido tan mal. Es cierto que, en comparación con los juegos de ahora, la versión original tiene muchas carencias, pero no más de las que puedan tener otras aventuras gráficas del mismo corte. Hay títulos que han envejecido mucho peor que este, y eso es algo indiscutible.

Casi me atrevería a decir que se decidió remasterizar este juego (y no otro) porque resulta una de las aventuras gráficas más sencillas que se fabricaron en su época. La duración total no pasa de 5 horas y los puzles son accesibles a cualquier tipo de jugador. De hecho siempre he recomendado este juego para iniciarse en el mundo de la aventura gráfica, precisamente por los motivos que acabo de mencionar. Fue un grandísimo título, pero más por su calidad técnica y por el cambio estético que supuso en el género que por lo difícil que pudiese resultar. No es descabellado pensar, pues, que han querido remasterizar este título porque resulta un juego en general mucho más accesible a los jugadores de hoy en día y en consecuencia va a tener mucha mejor aceptación.





Conclusión: ¿me parece Full Throttle Remastered un mal juego? Para nada, creo que es igual de bueno o incluso mejor que la versión original, con detalles muy cuidados y que le va a gustar a cualquier amante de las aventuras gráficas. Pero ¿era necesario? No lo creo, al menos no todavía. Aún así, si esto sirve para que los jugadores de hoy en día puedan acercarse un poco más a este género, que parece que va resucitando poco a poco, no pienso quejarme e incluso voy a permitirme darle la bienvenida. Junto con Thimbleweed Park, me parece una de las dos mejores noticias en lo que llevamos de año. 

Y es que, amigos, se me ve el plumero y siento gran debilidad por las aventuras gráficas point and click de los 90. Y Lucasarts formó parte de mi infancia mucho más que cualquier otra compañía. Recemos por que Gilbert, Winnick, Schafer y compañía nos sigan devolviendo a este mundillo poco a poco.


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